Ur-teilung.
No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer la paz, sino la guerra. Mt, 10:34-35
martes, 16 de enero de 2024
Son Goku siempre fue el camino
martes, 2 de enero de 2024
Buenos medios para buenos fines
Decía A.Huxley que el fin nunca justifica los medios porque los medios empleados determinan la naturaleza de los fines obtenidos. Esto quiere decir en la práctica, y me refiero sobre todo a la dimensión política o moral, que si uno se compromete con algo que le parece bueno y justo, ha de comprender que las buenas causas también necesitan buenas razones. No se bastan solas.
Esto añade bastante dramatismo a situaciones de la vida en la que te encuentras defendiendo x reivindicación o cuestión con otras personas que pueden estar utilizando diferentes escaleras por las que trepar hacia esos fines que supuestamente compartimos.
Sería raro que todos trepáramos por la misma escalera, a decir verdad. Pero no de un modo inconmensurable, que es lo que comúnmente ocurre. Es decir, la disparidad e incluso lo contradictorio, en la vida real de las creencias cotidianas, acaece sin la menor traba e imposición lógica.
Esta perorata me viene a raíz de comprobar en una página de "libertad lingüística" en Baleares, se sirven de argumentos que se apoyan en la jerigonza de la "lengua propia" de Baleares (el Baleá) para criticar que no es el catalán, sino "la dels nostres pradins i pradines". Pero esto pasa con todo cuando eres de izquierdas, de derechas, monárquico, republicano, ultramontano, anarquista, frente chiripitifláutico confederal asimétrico, charo, cayetana, friegasuelos o alcaldesa. Ya lo dijo el buen F.O: "Cuando se intenta defender con malas maneras las causas no es raro que la endeblez de los argumentos arrastre a las causas. Incluso a las buenas causas".
domingo, 5 de noviembre de 2023
Comentario intrépido sobre el quimérico principio de caridad
viernes, 1 de septiembre de 2023
WIN-WIN
Siempre podemos muñirmos un muñeco de paja imaginario para parecer más listos que los demás. Funciona así: defiendes cualesquiera de tus demandas políticas y las confrontas con las ocurrencias más tontas y torpes posibles que ves por los estercoleros de interné. Recuerda que nunca debes argumentar contra las opiniones más formadas, consistentes y razonables del punto de vista opuesto, sólo las de los más tontos. De esta manera, te puedes percibir a ti mismo como una persona dialécticamente competente, ingeniosa e inteligente. José María Bellido definió este modus operandi asemejándolo a lo que hacía el señorito Iván con sus vasallos (aludiendo al proceder del youtuber Roma Gallardo). También se parece a cuando la frenología y el darwinismo social evaluaba la inteligencia de las personas más desfavorecidas. Un win-win. Esto lo escribió un amigado (Javier Aguado Rebollo): "Podéis comprobar que un programa de televisión que usa el humor como instrumento de propaganda política ha cumplido su objetivo cuando os encontráis con gente que está convencida de que ve un programa de humor y no uno de propaganda política. Según esa gente, si en ese programa se ridiculiza siempre a los mismos, eso se debe a que solo ellos son ridículos. El programa ha conseguido de esa gente que haga del efecto una causa y de la causa un efecto. En efecto, esa gente piensa que la causa de que el programa se ría siempre de los mismos se debe a que sólo ellos son ridículos, cuando lo que ha ocurrido es que la ridiculización constante, sin descanso ninguno, de los mismos ha logrado convencer a esa gente de que sólo ellos son ridículos. Ningún periodista decente, si algún día saliera uno, haría eso".
sábado, 19 de agosto de 2023
EL TREVIJANISMO
Esto fue escrito en 2018, un día después de la muerte de Antonio García-Trevijano
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Allá por el 2010 descubrí la figura de Trevijano de manera fortuita buceando por interné. Recuerdo que la primera impresión que me causó la registré en un tweet que, si mal no recuerdo, decía algo así: Trevijano es como un disparo doble contra el corazón y contra el intelecto . Jamás me había topado con un personaje tan arrogante a la par que tan lúcido y valiente como él. Su propuesta constituye una enmienda a la totalidad del “régimen del 78”; sin embargo, y de aquí estriba la relevancia que yo le otorgué, su crítica, a diferencia de las alternativas marxianas, marxistas o marxistoides ( o chiripitifláuticas, directamente), se lleva a cabo desde una instancia que hinca sus raíces en la tradición republicana de Montesquieu y de los Founding Fathers del constitucionalismo americano. Leí prácticamente todas sus obras más importantes; ingresé como militante acérrimo en las filas del mcrc; escuché diariamente todos sus programas de radio; publiqué artículos en su diario (si alguien quiere reírse de mí, puede leerlos, sobre todo, aquél en el que me sirvó torticeramente de Heidegger para justificar una macaná). Sin embargo, con el tiempo, me acabé alejando de esos círculos porque incurrían en el mismo papanatismo acrítico que supuestamente denunciaban. Al final, el trevijanismo se convirtió, sobre todo en las redes, en un dogmatismo omniexplicativo que daba vergüenza ajena. No eran egregios, eran gregarios. Tampoco ellos pudieron librarse de la inexorable ley de hierro de la oligarquía de Michels. Después de todos estos años, sin embargo, y habiendo macerado lecturas posteriores, puedo decir que Trevijano, al menos para mí, constituye una de las figuras más relevantes de la historia de España, tanto por su insólita biografía como por su formidable formación intelectual. Si bien es cierto que Trevijano es un liberal, conservador y de orden, no lo es menos que muchas de sus ideas sobre lo que debería ser una democracia representativa son más revolucionarias que cualesquiera de los programas que presenta la izquierda en España (para vergüenza suya, por supuesto). Su obra, por descontado, no está exenta de errores propios del formalismo político. Recuérdese la crítica que le hace Bueno sobre la base de su teoría de las tres capas que conforman una sociedad política. Por no referirme a la corriente filosófica del denominado “realismo político”, la cual rehuye de cualquier abstracción política de raigambre liberal, verbigracia, la representación, la distinción entre sociedad política y sociedad civil, separación de poderes, etc. ¿Qué son las categorías políticas de la modernidad sino una reconceptualización de conceptos metafísicos y religiosos?, dirá alguno con malicia. ¡Pelillos a la mar! Al margen de todas estas críticas y del innegable monismo que adolece, Trevijano es el más grande e ilustrado de los fundamentalistas democráticos por alguna razón. ¡Honradlo! ¡Leedlo! Y, por descontado, ¡criticadlo! Descansa en paz, maestro.
domingo, 20 de febrero de 2022
Sobre las entimemas diarias
En teoría de la argumentación las entimemas son una forma de silogismo o inferencia donde se suprime una premisa que se da por consabida de manera implícita. Por ejemplo, la expresión “Los amigos de mis amigos son mis amigos”, se apoyaría en el hecho básico de que conviene beneficiar a nuestros amigos; y a su vez esto implicaría unas asociaciones y relaciones de transferencia que a continuación explicitamos:
“Los amigos de mis amigos son mis amigos”
“Los amigos de mis enemigos son mis enemigos”
“Los enemigos de mis amigos son mis enemigos”
“Los enemigos de mis enemigos son mis amigos”
Todas estas implicaciones pueden ser plausibles desde un punto de vista retórico; sin embargo, no hemos de considerar estas analogías como si se tratasen de relaciones lógicas que se pueden aplicar a un argumento ( identidad, definición, reciprocidad, transitividad, intrasitividad, etc).
La relación lógica de transitividad consiste en una propiedad formal de una relación que permite pasar la afirmación de que ella existe entre un término y un segundo, entre este segundo término y un tercero. Y la conclusión se obtiene entre el primer término y el tercero. Dicho de otro modo, siempre que rija de “x” a “y” y de “y” a “z”, rige entonces “x” y “z”.
Grosso modo, la base del entramado sobre el que operan estas relaciones del tipo “los enemigos de tus enemigos son tus amigos”, tiene que ver con unos compromisos semánticos de tipo esencialista; también esta manera de inferir está relacionada con las reglas de los signos positivo (+) y negativo (-) que aplicábamos en el cole para multiplicar números enteros. Hay que recalcar que estas expresiones son pseudo-transitivas. No hace falta ser Aristóteles ni R. Brandom para percatarse de que la amistad no es universalizable y que con bastante frecuencia no tenemos necesidad de ninguna especial simpatía para con “los amigos de nuestros amigos”. En realidad estas expresiones no son transitivas porque la relación R no se da necesariamente con todos los elementos de relación. (no siempre los primos de los primos son necesariamente primos entre sí).
Traigo a colación esto de las entimemas y las expresiones pseudo-transitivas no sólo como sintaxis lógica del lenguaje, sino fundamentalmente para explicitar una lógica perversa y falaz que opera en el debate público a través de la polarización y la lógica del amigo-enemigo. Para este viaje no hacían falta tantas alforjas lógicas, pero la cuestión es que es necesario recordarlo.
DESFONDAMIENTO
https://twitter.com/j_asanchez/status/1492066196841275403...
Hemos escuchado en palabras de Luis Briones ese viejo tintineo que hacen las monedas falsas cuando entran en circulación en el debate público.
“Hay que saber perdonar”, ha dicho. Y esto después de vincular, como un cordón umbilical, la democracia y el perdón. No voy a negar que hay bastante vinculación entre ambas cosas si se tiene en cuenta uno de los principios fundamentales sobre los que está sostenida la CE de 1978, la Ley de Amnistía del 77. Esto es importante, pues, lo que algunos llaman el “régimen del 78”, ha sido y es, al menos mientras no se proponga algo mejor o peor, el período más próspero que han vivido los españoles en toda su historia, velis nolis. Sin ánimo apologético de nada, que he sido hasta Trevijanista y muchos otros ístas antes de decirlo.
Pero esto no tiene nada que ver con el desfondamiento moral que ha exhibido de manera tan impúdica el Sr. Briones cuando nos ha conminado a todos al perdón. Como ya señalaron, la cuestión del perdón tiene bastante que ver con la religión. Básicamente lo que ha hecho este hombre es obligarnos a todos a ser como Susan Sarandon en aquella película donde interpretaba, junto a Sean Penn, que se llamaba “Pena de muerte”.
Es una buena película. Sin embargo, adopta una defensa decididamente religiosa contra la pena de muerte. La moraleja parece insinuarnos que contra la Ley de Talión sólo podemos adoptar la vía de la redención cristiana. Ninguna más. No hay sitio para los argumentos no religiosos contra la pena de muerte.
En las palabras de Briones también resuenan los imperativos clerigallas que nos conminan al perdón de los verdugos. Yo, de entrada, estoy en contra de la pena de muerte y creo que deberían separarse en todo momento la esfera pública de los asuntos religiosos.
El único servicio noble que pueden prestar esos carlistones y clérigos de la yihad etnicista es oficiar un exorcismo en un paisaje moral infecto y poblado de Eichmanns que aparentemente son "normales" pero que llevan al demonio de la discriminación nacionalista dentro de sí. Así podrían decir, en consonancia con sus creencias ultramundanas, que se han redimido sin matarse oficiando un "exorcismo democrático".
Si uno es ateo, por ejemplo, y tiene una concepción materialista del mundo, esto es: negar el espiritualismo y todo sujeto viviente incorpóreo, entonces los reparos morales para con la pena de muerte pueden ser de índole muy diferente a los imperativos categóricos basados en aceptar al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Decía Espinosa que el que se arrepiente de lo que ha hecho es doblemente miserable (Ética, IV, Proposición LIV). Entonces, de acuerdo con esta lógica, la única redención posible para el que se arrepiente de verdad es el suicidio. Cualquier otra vía supone un rodeo Todo esto lo resumió mucho mejor Savater comentando una noticia sobre el problema del suicidio en los presos de ETA que han experimentado un fracaso existencial.
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F. Savater:
"De los argumentos que se han dado para no exigir arrepentimiento a los etarras encarcelados si quieren mejorar su situación penitenciaria o su reconocimiento social tras cumplir condena (“ni vencedores ni vencidos”, “no ser vengativos”, “todos hemos padecido injusticias”, etcétera), el más original me parece el que Sabino Ayestarán, catedrático emérito de Psicología de la UPV, expone en su artículo El fracaso existencial de los presos de ETA (El Diario Vasco,10-2-20).
Sostiene don Sabino que un terrorista puede tener “los mejores sentimientos y las mejores intenciones”, pero si ha matado “física o moralmente (aquí me pierdo. FS)” a personas inocentes “sin ningún resultado positivo para su grupo humano”, ese fracaso existencial “conlleva un peligro cierto de suicidio”.
No contento con su primera impresión, el emérito ha consultado la base de datos Psycinfo de la UPV, y ha constatado que el suicidio es el final que espera a los terroristas “si se les obliga a aceptar que no han aportado nada al pueblo por el que mataron a personas y sacrificaron sus vidas”. A no ser que haya una conversión religiosa (el autor, además de psicólogo es cura, así cualquiera) como la de Txelis, lo cual no está al alcance de todos.
Reconozco que este artículo me ha hecho dudar. Siempre he querido que los etarras asuman su derrota y vean que sus crímenes no han aportado ningún beneficio, sino perjuicios a sus conciudadanos. Pero claro, si lo hicieron con buena intención y ahora se van a tomar a la tremenda las críticas... pues tampoco es eso. ¡No os suicidéis, chicos! ¡No todo fue en vano! Vuestros herederos políticos están en el Parlamento por méritos de guerra y ni en Navarra ni en España habrá Presupuestos o gobernabilidad sin vosotros. Como penitencia, tres avemarías".